Capítulo XVIII. Los sentimientos
Veo como Pablo y Amelia se dirigen a la sala tomados del bazo - si quieres puedes dormir conmigpo, en mi aclcoba, en lo que Roger regresa de su viaje de negocios - le propone Pablo a mi hermana.
- Está bien - responde ella temerosamente.
No sé que tan mal intencionado sea esto de mi parte, pero algo que está en mis adentros se alegra de que Gerad haya acosado a Amelia, pues gracias a ello mi hermana está aquí conmigo en mi apartamento. Suena mi teléfono móvil y veo que es Leonard.
- ¿Si? - pregunto al responder, de lo último que quiero hacer lo que resta del día es de saber de él.
- Ambar por el amor a Dios no te alarmes con lo que tengo para decirte - me dice con la voz entrecortada.
- ¿Qué está pasando ahora? - doy una profunda respiración para escuchar lo que sea que tiene para decirme.
- Parece que mi padre ha enloquecidpo, está buscando a Amelia por todos los rincones de esta ciudad, de ser necesario es capaz de movilizar a las mafias de todo el país, Amelia se ha ido de la