Dania.

Me cepillo los dientes con cuidado, frente al espejo recorro con la mirada mi cabello revuelto y la marca de la almohada que está atravesando mi mejilla, fue una mala noche, una noche con pesadillas, un joven de ojos plateados siendo lastimado, sus gritos... su llanto, todo fue tan real que me causa escalofríos y lo que me tiene tan mal es que en mi sueño yo era una de esas personas que le hizo daño.

El sonido de toquidos en la puerta me hace pegar un brinco y que casi me dé un infarto, me enjuago la boca y salgo del baño para ir a abrir la puerta, en cuanto abro Alessandro entra al lugar, cierro la puerta tras de él, me giro para verlo, tan impecable como siempre, solo que ahora viene con su look informal, jeans, camisa oscura, cazadora negra y zapatos oscuros, en cuanto mira mi cara sonríe ampliamente, no entiendo como después de contarme esas cosas horribles que le pasaron ayer él este como si nada y yo experimento secuelas como si me hubiera pasado a mí.

— Tienes pinta