Erin tomó una respiración profunda al ver a su pequeño Caleb correr contento hacia su maestra, sabía que el niño necesitaba regresar a la escuela, pero con la idea de Ethan merodeando por la ciudad, se le helaba el corazón. Había advertido a la maestra sobre el hombre, las únicas personas que podían retirar al niño de la escuela eran ella misma y Aaron, quien en cuanto supo la intención de Erin de buscar a su madre y trabajar nuevamente, había hecho todos los arreglos necesarios para hacerlo rápidamente

— Va a estar bien — murmuró el hombre dándole un abrazo cariñoso al verla hacer un puchero — Es un niño inteligente.

Erin sonrió tristemente

- No deja de ser difícil verlo alejarse – se quejó, antes de mirar a su bebé, que estaba feliz jugueteando con la placa que Aaron llevaba colgada al cuello