Un jadeo lleno de impotencia sale, de forma discreta de los labios de Yasuke.

Cada movimiento de Luisa era como una especie de hipnotización que lo mantenía anclado y amarrado a su cuerpo.

“¿Por qué será que no puedo dejar de observarla?” Pensaba él de forma confusa. “¿Acaso es solo porque es la única mujer que no puedo tocar en el planeta?”

La promesa que le había hecho a su amigo Malcolm rondaba su cabeza una y otra vez como una navaja en forma de péndulo, moviéndose como recordatorio constante de lo que estaba en juego de caer en la tentación.

Ella no se podía tocar definitivamente.

Los pasos, la oscuridad y sobre todo el cansancio era algo que se hacía notable en el cuerpo de ella.

Sin embargo, eso en lugar de hacerla menos apetecible para Yasuke era una tortura completa. Su palpitar se hacía más fuerte, agitado y provocador al mismo tiempo que marcaba el compás de los agitados espasmos que tensaban su miembro.

“esta reacción tan visceral es solo una burla del destino” piensa el