Capítulo 21: El Abismo en sus Ojos y el Peso de un Sacrificio
Agnes
El grito. El sonido gutural que había escapado de su garganta, desgarrando el aire, no era de dolor, sino de una agonía más profunda que cualquier herida física. El eco de la criatura disolviéndose en la nada, los gemidos ahogados de la tierra bajo sus pies, todo se mezclaba en una sinfonía caótica que resonaba en su mente. Pero lo único que Agnes veía, lo único que sentía, era el cuerpo inerte de su hermano, Diego, tendido en el suelo.
Su Diego. El que la había protegido, el que había llevado luz a su oscuridad, el que había mantenido viva la llama de su humanidad. La sangre, cálida y espesa, se extendía bajo él, una mancha oscura que se expandía, devorando la tierra a su alrededor. El aroma de su vida escapando, una esencia que se desvanecía en el aire frío de la noche.
El lazo. Se rompió. No el de Amón, no el de la Luna, sino el suyo propio. El lazo con su humanidad, con la parte de su pasado que la mantenía atada a