Mis queridos nietos acababan de cumplir sus siete años, y para ese cumpleaños ellos habían pedido sus regalos, o al menos que era lo que aun les faltaba, Ana dijo que ella no quería nada más que no fuera un cachorro, pero como son niños inteligentes y muy amorosos, no querían que les lleváramos una mascota de las de raza costosa, sino que fuésemos a algún refugio y de allí adoptáramos alguno.

Mi esposa y yo decidimos ir juntos por el regalo de los niños, Ana fue nuestra compañera del día, rumbo al refugio de animales, paramos el vehículo unas cuadras antes, pues a Ana le dio ganas de unas donas.

Ya en el local de comida, hicimos el pedido, yo por mi parte me levante de la mesa dejando a mi esposa junto a Ana sentadas, pero de un momento a otro mi esposa recibió una llamada de Priscila, y por unos segundo descuido a Ana, cuando yo regrese