No he conseguido concentrarme en ninguna de las tres reuniones que he tenido esta mañana. Los balances, las proyecciones, y estrategias han sido conversaciones sin sentido para mí. Sólo podía pensar en la manera que nos hemos besado y he sentido mi piel quemándose al recordar sus fuertes manos recorriendo mis brazos, mi cuello, mis mejillas...
«¡Concéntrate, Sienna!» me grito a mí misma por dentro, pero es en vano. Mi mirada se cruza con la suy