Capítulo 55. Confesión
Marcelo deseaba entrar a la habitación y sostener la mano de Alessandra, asegurarle de que todo estaba bien, de que todo saldría bien; sin embargo, no debía entorpecer el trabajo del médico, no deseaba robarle a Alessandra y su hijo la atención del profesional.
Eso no hacía que su corazón estuviera tranquilo, todo lo contrario. Estaba lleno de miedo y de dolor, si perdía a su hijo, él…
El golpe de un puño golpeando la pared hizo estremecer a la enfermera que se apresuraba en su dirección.
—¡Señor! —exclamó entre asustada y preocupada.
Marcelo no se giró para verla, su mano estaba herida, pero nada era comparable con la herida que llevaba en el corazón.
—Será mejor que vuelva a la sala de espera, tendrá noticias pronto —le dijo, sin moverse de su sitio, temerosa de convertirse en la víctima de Marcelo. Claro que ella no lo conocía y solo estaba juzgándolo con base en lo que sus ojos estaban viendo, en todo caso, era mejor prevenir que lamentar.
Ajeno a los pensamientos de la enfermera