Burak le cedió el paso a Jaqueline para que entrara al ático. Ella entró, él cerró la puerta detrás de sí, sin dejar de mirar a la mujer frente a él.
— ¿Tienes hambre? —preguntó Burak, ella se acercó al primer sillón que estaba cerca, dejó su bolso y se giró hacia a él.
—Un poco, pero puedo esperar para más tarde…—Jaqueline miró a Burak caminar hacia la cocina.
—Por qué esperar, ya ha dejado lista la comida mi ama de llaves—Burak se giró a hacia ella y le señaló el banco de la isla de granito para que tome asiento, ella sin rechistar se acercó y tomó lugar, miró detenidamente como el hombre de traje oscuro se movía con agilidad por toda la cocina.
—Puedo comer lo que sea, no soy quisquillosa. —Burak detuvo su mano e