Esperaba que Gia no tuviera suficiente educación jurídica para darse cuenta de lo que estaba contando. Ella se encogió de hombros y bebió más cerveza.
—Muy bien, te diré lo que pasó entonces —dijo Gia.
—Adelante —dije. Me apoyé en el mostrador y tomé otro sorbo de mi cerveza.
—Bueno, es así. Oliver