Era media noche y Cristóbal no aparecía.
Caminamos por todo el lugar, y terminamos en el rio, guardando silencio.
—Estuvo aquí. Encontramos esto —Danny le dio una pequeña pulsera a Constanza.
—Tenemos que buscarlo —habló Constanza apretando la pulsera en sus manos.
—Lo sé, amor.
Suprimí las ganas de llorar y medite mirando a la oscura agua. No debía haberlo tratado de esa manera. Ahogue un sollozo. Yo no tenía idea de nada.
—Todo esto es mi culpa —dije temblando.