No, no era una broma.
—Puyote, Cristóbal otra vez la misma canción... —protestó Danny cuando Hula Hoop de Daddy Yankee volvió a sonar—. Voy a terminar por amarrar mi trasero al asiento para evitar moverlo —dijo bailando.
—Calma, tigre que cuando lleguemos podrás moverlo como tú quieras —sugirió Constanza divertida.
Érica se mantenía en silencio y con una expresión no muy agradable. Yo mientras tanto me limitaba a mirar las luces parpadear por la ventanilla. Había anochecido y no terminábamos de llegar a la dichosa finca.
—¿Estás seguro que sabes dónde es? —pregunt&o