Ale estaba a solas con su abuelo. Durante el viaje a Canadá había pensado con calma, ella había cometido una falta severa contra Giuseppe también. Porque yendo contra su pedido de respetarla, de esperar a que estuviese sobria, había tratado de forzarlo a acostarse con ella y al día siguiente, él no hubiese podido lidiar con la culpa.
—Amo a Giuseppe abuelo.
—Vittorio es mi amigo. No me mentiría.
— ¿Tu amigo? Y sabiendo quien soy me secuestró, envió a su hijo a matarme. Abuelo, ese hombre me amarró a una cama y me dio golpes con una especie de látigo.
— ¿Qué?
—Abuelo, ese hombre no es bueno. Te pido que llamemos a Giuseppe y que nos diga lo que sabe. Giuseppe tiene honor. Sabes que nunca he estado con un hombre, Giuseppe no me ha tocado e insiste en que será hasta después de casarnos.
—Punt