Luke.
Caminé hacia ella pues no era lo suficiente grande para poder subir al asiento de los columpios.
—¿Quieres que te ayude a subir? —pregunté llegando a lado de la pequeña.
—Si, no puedo hacerlo —hizo un lindo puchero.
Cargué a la pequeña colocándola en el columpio, después la empecé a empujar para que pudiera disfrutar de su estadía en el juego. No podía creer en ese momento que había esperado más de 5 siglos mi alma gemela estuviera enfrente mío sin siquiera notar que yo era la persona quien estaba destinada a estar a lado de ella por la eternidad. No iba a perder mi postura, así que no la reclamé sabiendo que era una niña de 5 años.
Minutos después estaba algo fastidiado de seguir empujando su espalda, así que me senté