~Scarlett
—¿¡Quéeee?! —gritó la voz de Olivia Keen— ¡Estamos en la oficina de tu papá! ¿Tienes idea de lo sagrado que es este lugar para nosotros? ¡Es el cuarto prohibido!
Blanqueé los ojos y le susurré a Lucas:
—¡Ya voy para allá!
Había que reconocerlo: las mujeres malas son malas con todo el mundo... incluso entre ellas. Eran egoístas, insoportables, dañinas, traicioneras. Pero por alguna razón, siempre se perdonaban. ¿Sera por eso que dicen de que los iguales se atraen?
—Qué cuarto prohibido, ni que nada ¡Eso es una tontería! —exclamó Ava, cerrando la puerta— ¿Acaso el despacho de tu papá está abierto para todos?
No escuché el clic del interruptor. Así que seguramente el cuarto seguía a oscuras. Lucas podía esconderse, pero no por mucho tiempo. Solo de pensar que Ava pegaría un grito en cualquier momento y llamaría a la policía me ponía los pelos de punta.
No podía permitir que Lucas se metiera en problemas por mi culpa.
—Pues sí, más o menos —respondió Olivia con un tono indiferent