Capítulo dieciséis

Narradora:

Ángel es arrastrado por los pasillos por dos de los guardias que custodian la entrada de aquella institución, aquel joven camina cabizbajo sin querer mirar a nadie absolutamente pero al pasar por delante de Jordán no puede evitar mirarlo aunque sea un momento.

Ángel observa a este con odio evidente pero en lo poco que puede mirarle, la mira a ella quien está sostenida del brazo de este.

¡Inaceptable!—exclama en un murmullo tan bajo que nadie puede oírlo—¿Has venido a destruir lo que con esfuerzo he construido cierto? ¡Eres el mal de los males!—se muerde la lengua para no decirlo pues de no hacerlo lo gritaría a los cuatro vientos.

Dan, Christian y Tomás solo observaron cómo hacían que su líder entrara a

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