Malena apretaba los nudillos contra su boca. Tristán había pasado dos noches en observación en el Hospital General tras el incendio, y luego le habían devuelto a la clínica. El doctor Urrutia había sido muy contundente en sus declaraciones.
—Creo que finge. Una parte de él tiene un miedo atroz a salir al mundo exterior, se ha criado en instituciones prácticamente toda su vida y saber que iba a volver a su casa le aterraba.
Román levantó el rostro que había mantenido fijo hacia el suelo y se encaró con el doctor.
—¿Cree que finge? Un chico de dieciocho años lleva fingiendo desde como mínimo los nueve con una dosis de medicación encima superior incluso a la que le correspondería, según usted mismo nos dijo.
El doctor mantuvo la mirada del padre. Tenía razón. El caso de Tristán se le escapaba de