Capítulo 28

El viejo Florián hacía más de veinte minutos que me había dejado sentado en una silla muy incómoda dentro de una habitación blanca, que daba dolor de cabeza de la claridad que tenía.

Me encontraba encerrado en esta sala. ¿Cómo lo sabía? Estaba cada dos segundos levantándome de la incómoda silla y dando vueltas por el espacio reducido que tenía, y siempre que llegaba a la puerta la intentaba abrirla y eso que era consciente de que estaba sellada.

—¿Cuánto tiempo me van a dejar aquí? ¡Me estoy agobiando! —parezco un loco hablando conmigo mismo en voz alta.

No se cómo logran que no se abra la puerta si no hay cerradura para que una llave cierre el cuartu

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