Después de intercambiar algunas cortesías más, Julien colgó y llamó a Charlie.
Charlie iba camino a la Mansión Escarlata, ya que Vera le había enviado un mensaje hace diez minutos, diciendo que debían hablar de algo en persona.
Ella estuvo tan atenta como siempre, se ofreció a preparar té, a lo que él accedió encantado.
Una vez que Charlie contestó, Julien dijo rápidamente: “¿Señor Wade? Mi padre me acaba de llamar y me ha dicho que puedo volver a Estados Unidos. Parece que ya no podré quedarme para compartir sus cargas”.
Charlie se rio entre dientes. “La verdad es que no hay nada que compartir. Deberías darte prisa en volver, ya que te está llamando”.
“¿Puedo invitarte a cenar antes de irme?”.
“No, de verdad está bien. Lo dejaremos para otra ocasión”.
Julien hizo una pausa, pero pronto se rio: “Ah, pero realmente esperaba que dijeras que sí…”.
Charlie suspiró y preguntó: “Bueno, ¿cuándo te vas?”.
“Mañana, si no surge nada importante”, respondió Julien. “De lo contrario, me co