Salem maldijo enojado: “¡Bastardo! ¡Hemos estado esperando desesperadamente que nos rescates, pero ahora quieres matarnos! ¡¿Eres siquiera humano?!”.

Julien pateó a Salem lejos y gritó furiosamente: “¡Maldita sea! ¡Deberías estar contento de que esto sea Oskia y no Estados Unidos! ¡De lo contrario, te habría matado de un tiro en el acto, bastardo! ¡Y a tu hijo también!”.

Entonces, Julien miró a Charlie muy seriamente y dijo: “¡Señor Wade, por favor, dame una oportunidad! ¡Dame un arma y me encargaré de estas dos escorias ahora mismo!”.

Edmund y Salem, aterrorizados, se arrodillaron en el suelo, mientras Edmund suplicaba desesperadamente: “¡Señor Wade, por favor, perdónanos! ¡Por favor!”.

Salem se arrastró hacia Charlie y lamentó: “¡Señor Wade, por favor, no crea nada de lo que Julien dice! Si deja que nos mate, le causará problemas innecesarios. ¡Solo finja que nada sucedió hoy y déjenos seguir encarcelados aquí!”.

Charlie sonrió mientras observaba la escena y le dijo a Julien: “S