Después de decir eso, rápidamente le preguntó a Charlie: “Mi querido yerno, ¿puedo llevarme esta pintura?”.

Charlie asintió y dijo con una sonrisa: “Papá, si alguien te pregunta sobre esta pintura, solo di que se la compraste a alguien, pero que no recuerdas la apariencia de la persona. En cuanto al proceso de compra, puedes utilizar tu imaginación libremente para exagerar y presumir de ello tanto como quieras. Está bien siempre y cuando no te desvíes de la idea principal”.

Jacob preguntó sorprendido: “Mi querido yerno, ¿no sería mejor si simplemente dijera que fue un regalo de un amigo o que era de mi propia colección?”.

Charlie respondió con seriedad: “Papá, es posible que otras personas no reconozcan esta pintura, pero mi cliente sí. Si descubre que estás presumiendo de su pintura, podría culparme a mí. Si lo haces a mi manera, sabrá que estamos protegiendo su privacidad en lugar de tratar de presumir de nosotros mismos, y él también se sentirá mejor”.

Jacob suspiró de mala gana