Cuando Christian vio a Jasmine, sonrió humildemente y dijo: “Hola, Señorita Jasmine, gusto en verla de nuevo. Gracias por sacar tiempo de su ocupada agenda para reunirse conmigo”.
Jasmine dijo con una sonrisa: “De nada”.
Después de decir eso, invitó a Christian a sentarse en el área del sofá. Luego se sentó frente a él y preguntó curiosamente: “Señor Christian, me pregunto por qué está aquí para verme esta vez”.
Christian dijo apresuradamente: “Señorita Jasmine, siempre me he sentido avergonzado porque actué precipitadamente y rompí las reglas de la subasta de la Píldora Rejuvenecedora aquella vez. Vine aquí hoy para expresar específicamente mi gratitud y también para disculparme con usted y con el dueño de la Píldora Rejuvenecedora”.
Jasmine sonrió y dijo: “Señor Christian, no tenía que venir hasta aquí para disculparse. La casa de subastas ya respondió y se ocupó de su comportamiento durante el incidente en ese entonces, y ya pagó el precio correspondiente por sus acciones. Por t