El comentario de Merlin hizo que el rostro de Christian se ensombreciera.
Sin embargo, no reaccionó y se limitó a levantar ligeramente su copa de vino y a dar un gran sorbo antes de relamerse los labios y decir con ligereza: "El idiota que acabas de mencionar soy yo".
Merlin se quedó estupefacto mientras miraba a Christian y gritó: "¡M*ldita sea! ¿Qué demonios? ¿Alguien te ha engañado?".
"No". Christian agitó la mano y se rio burlonamente de sí mismo bajo la influencia del vino mientras decía: "Nadie me engañó. Fui yo quien ofreció el j*dido precio de trescientos setenta mil millones de dólares, e incluso me arrodillé en el acto delante de ellos pero no me la vendieron e incluso me echaron del lugar de la subasta".
Merlin sentía que su percepción había sido completamente subvertida y preguntó inconscientemente: "¿Qué medicina es...? ¿Por qué ofreciste trescientos setenta mil millones de dólares por ella? ¿Qué clase de concepto son trescientos mil millones de dólares? Incluso el va