Él mismo fue el creador de la industria de la compra de productos para poder comprar otro, y se basó en el truco para ganar decenas de miles de millones de dólares.

Por lo tanto, Bernard también entendía que la razón por la que los comerciantes se atrevían a pedir a los consumidores que compraran los otros productos era porque tenían absoluta confianza en sus propios productos.

Una vez sabían que los consumidores estaban dispuestos a obtener los productos a cualquier costo, tendrían el coraje suficiente para pedirles que compraran los productos para poder conseguir el producto deseado.

Un bolso que cuesta más de cien mil dólares podría ser comprado al comprar otros productos por valor de doscientos mil dólares. Un reloj que costaba más de doscientos dólares podía ser comprado al comprar otros productos por valor de cuatrocientos o quinientos mil dólares. Todos ellos podían comprender la psicología de los consumidores con precisión y, por lo tanto, podían hacerlos pagar sin piedad.