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Me encerraría en mi habitación, no quería ver a nadie.

Al llegar a mi cuarto cerré la puerta con seguro y la de la terraza también.

Saque dos vasos de la nevera uno lo llene de agua y el otro lo utilice de cenicero. Últimamente estaba fumando de más, pero al diablo eso, necesitaba descargar mi rabia con algo.

Cuando terminaba de fumar sentí como la puerta se abría.

Disculpe señorita se encuentra bien?—dijo Micaela cerrando la puerta con seguro nuevamente.

Si estoy bien, pero como entraste?—

Al ser su encargada soy la única que tiene derecho de tener llave de su habitación a parte de usted claro—dijo. Ante su respuesta solo hice un gesto de que me daba igual, me encontraba en mi faceta de ser acida hasta con Dios si se me atravesaba.

Disculpe nuevamente señorita, me entere de lo sucedido en el desayuno por eso le traje algo para que coma—vale la mujer es un pan de Dios yo la ignoro y ella me trae comida.

Gracias—fue lo único que dije sin mirarla

No es nada señorita, y déjeme decirle q
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