En la clínica que Nathanael había mandado construir y contratado a doctores que pertenecían a su organización, el Boss llegaba también con un disparo en el muslo derecho, su enfrentamiento con el mafioso ruso había sido sanguinario, pero lo había logrado sacar de su país medio muerto
— ¿Cómo te sientes, Nathanael? ¿duele?
— Duele como el infierno, esa maldita bala me está quemando por dentro, ¡apurense a sacarme está mierda! — ordenaba el Boss, mientras que los doctores se apresuraba a llevarlo a cirugía, debían hacer las cosas bien y cuidar de no dañarle un tendón o ya sabían lo que les esperaba
Por la noche ambos mafiosos eran trasladados a una habitación, Nathanael estaba mejor de lo que se podía esperar y Antuan estaba un poco más complicado, pero no podía tener mejor enfermera, la bella Vanessa Di Angelo, ella ya llevaba su uniforme azul de embarazada, a sus tres meses de embarazo la barriga le había crecido bastantito, casi grita del impacto cuando en el eco le dijeron que iba a