La mujer estaba perdiendo terreno. La sangre corría por la herida de su brazo y manchaba su vestido blanco. A pesar de todo, seguía luchando, no estaba dispuesta a ceder.
“¿Es Melany?”.
James se paró en el aire y observó la batalla.
El aura de la mujer le resultaba familiar. Sin dudarlo dos veces, descendió del cielo y aterrizó con firmeza en el suelo, gritando: “¡Alto ahí!”.
Su voz retumbó.
Al escuchar esto, Melany y su oponente se giraron para ver a James. Al verlo, Melany se quedó boquiabierta.
“¿No es...?”.
Mientras tanto, su oponente miraba fijamente a James. Percibiendo su inusual aura, le amenazó: “¡Esto no es asunto tuyo! No te metas”.
James no le hizo caso y caminó hacia Melany.
La hermosa mujer que tenía delante tenía rasgos finos y delicados. Sin embargo, se encontraba en un estado lamentable. Tenía el brazo herido y el vestido manchado de sangre.
Inseguro de su identidad, James preguntó: “¿Melany Yanis?”.
“¿Qué estás haciendo aquí?”. Melany reconoció i