En el Monte Jade, la Deidad Omnisciente se sentó en una roca en la montaña trasera.
Sostenía una flauta en la mano.
La melodía de la flauta sonaba como agua que fluye, resonando en toda la cordillera.
De repente, se detuvo.
Miró hacía el cielo nocturno y dijo: “Ya que estás aquí, deberías mostrarte”.
¡Zas!
Mientras terminaba de hablar, una figura se precipitó hacia él desde la distancia y aterrizó firmemente frente a él.
El hombre parecía tener alrededor de cuarenta años. Vestía una túnica blanca y tenía el cabello corto y negro. Parecía ser muy enérgico e irradiaba una energía poderosa.
Era Thomas.
La Deidad Omnisciente miró a Thomas y preguntó: “Eres tú, Thomas. ¿Por qué es tan urgente que vengas a verme tan tarde?”.
Thomas se acercó y se sentó en una roca frente a la Deidad Omnisciente. Lo miró y preguntó con frialdad: “¿Qué trama, Señor Omnisciente? ¿Cómo supo sobre la Raza Sangrienta y por qué difundió la información?”.
“¿Así que estás aquí por eso?”.
La Deidad Omnisci