Su voz no era fuerte, pero irradiaba gran autoridad.
Martín parecía tranquilo, pero luchó con todas sus fuerzas para ocultar su emoción.
¡Jaja!
Lumi, de las Seis Doncellas Espadachinas, había acabado antes con tantas élites que ya no quedaba mucha gente. El puesto de Maestro de la Alianza era suyo sin ninguna duda.
Ufff...
Muchas de las élites se miraron entre sí, pues ni una sola se atrevió a dar un paso al frente para desafiarla. Muchos representantes de sectas habían perdido antes ante Lumi y, de hecho, no quedaba mucha gente que pudiera subir.
Jaja...
Como nadie dio un paso al frente, la confianza de Martín creció mientras esbozaba una ligera sonrisa y hablaba despacio: "Ya que no tienen demasiada confianza en ustedes mismos, ¿por qué no cambiamos un poco las reglas? A partir de ahora, cualquier secta que no haya enviado representantes puede enviar a dos personas para desafiarme. ¿Qué les parece?".
Las sectas que aún no habían enviado a nadie eran algunas de las más pequeña