Pronto, los aldeanos trajeron una carretilla de madera. Oliva les pagó y empujó a Darryl en la carretilla lejos del pueblo.
Él estaba sentado en la carretilla de madera y pensó: ‘Como antiguo Maestro de Secta de la Puerta del Elíseo y héroe de los Nueve Continentes, ¿quién iba a pensar que acabaría así?’.
Al mismo tiempo, se sintió conmovido al ver a Oliva empujarlo desde atrás. 'Esta chica no solo tiene buen corazón, sino que también es muy atenta. ¡Una verdadera joya!'.
Oliva se avergonzó y se puso roja cuando sintió que Darryl la miraba fijamente. "Tú... ¿Por qué me miras?".
"Ah, ah….". Darryl abrió la boca pero seguía sin poder hablar.
‘¡M*ldita sea!’. Se sentía frustrado. A penas era soportable no tener su alma de hada y su base de cultivo, pero no poder hablar era una tortura.
Oliva se echó a reír y preguntó: "¿Puedes escribir?".
‘¿Cómo no se me había ocurrido?’. A Darryl se le iluminaron los ojos y asintió.
Oliva estaba de buen humor. Empujó la carretilla de madera y pre