Debra sacudió la cabeza, luciendo conflictiva: “A ningún lado. No sé a dónde me iré”.

‘Me estaba escondiendo de las complicaciones de las guerras, y por eso llegue al Continente del Mar Amarillo. No conozco este lugar en absoluto y no tengo a dónde ir’, pensó Debra.

Jackie parpadeó mientras continuaba diciendo: “Señorita Debra, no perderé más el tiempo. Nosotras, la Secta Puesta del Sol, solo aceptamos discípulas femeninas. Como ha perdido la memoria, puede considerar unirse a nuestra secta. Por supuesto, si no lo desea, puedo pedirle a alguien que la despida”.

El rostro de Jackie parecía tranquilo. Aunque no mostraba ninguna emoción, se sentía extremadamente en conflicto.

Ella quería que Debra se fuera. Una vez que se fuera, Darren atendería con más sinceridad a la Maestra de Secta, sin tener que pensar en nadie más. Lo único era que Jackie desconfiaba de su identidad pero no era apropiado que ella le dijera lo que había en su corazón. Por lo tanto, solo podía intentar obtener una