”Mmm”.
Tras escuchar eso, Debra respondió y no dijo nada más. En ese momento, Megan, quien estaba sentada en el trono, miró tranquilamente a Darryl, arrodillado frente a ella. Sus expresiones seguían cambiando y, al mismo tiempo, estaba temblando.
Habían pasado tantos años. Ella había soñado con que Darryl se arrodillaba ante ella y le pedía perdón durante mucho tiempo. Su sueño finalmente se había hecho realidad.
En ese instante, Megan dejó escapar una sonrisa. Se sintió indescriptiblemente encantada en su corazón. Sin embargo, una vez que su alegría terminó, Megan sintió una inexplicable sensación de vacío y confusión. ¿Y qué si se había cumplido? ¿Podrían ella y Darryl volver a la cercanía que una vez tuvieron? ¿Aún la aceptaría Darryl?
Mientras Megan estaba absorta en sus pensamientos, Darryl la miró y dijo con claridad: “Megan. Ya me he arrodillado y te he pedido perdón. Deberías cumplir tu promesa también”.
Los ojos de Darryl eran extrañamente indiferentes. Él había tomado u