Aurora se puso aún más ansiosa al pensar en las posibilidades; continuó rezando mientras se acercaban a la cueva.
‘Por favor, Dios, ayuda a Eira y a Ambrose. Que no haya ningún accidente’.
Megan notó la expresión de Aurora. “Aurora”. Megan caminó hacia ella; no pudo ocultar la burla y la mueca en su rostro. Ella dijo en voz baja: “No necesitas rezar. Debes saber que nadie puede resistir esa poción de amor, ¿cierto? Solo espera un buen espectáculo. ¡Definitivamente haré famosa a tu hija en los nueve continentes!”. Megan se rio. Se podía ver la fuerte emoción resentida en sus ojos.
‘Me robaste a mi Darryl y luego diste a luz a esta bastarda con él. Debiste saber las consecuencias’.
“Tú…”. Aurora estaba sonrojada; comenzó a temblar de ira. Quería refutar a Megan, pero se quedó sin palabras. Megan era demasiado cruel y traicionera; su corazón era aún más venenoso que una serpiente o un escorpión. No había palabras en el mundo que fueran lo suficientemente aptas para describir su ma