Del sueño a la realidad: Primera parte.
Ella había meditado y pensado en muchas cosas en lo que quedaba de ese día. Sentada junto a la ventana, observaba la tenue luz de la luna filtrarse a través de las cortinas, creando sombras danzantes en la pared. Su mente era un torbellino de pensamientos contradictorios, un eterno debate entre el deseo de su corazón y los deberes que no podía ignorar. Suspiró, deseando que, aunque solo fuera por un momento, las cosas se inclinaran a su favor.
De repente, un sonido interrumpió sus reflexiones. Alguien tocaba la puerta. Eleanor se levantó lentamente de su asiento, su corazón latiendo con anticipación y un poco de inquietud. Al abrir la puerta, se encontró con Maximiliano, quien se veía terriblemente abatido, su postura encorvada y sus ojos oscuros reflejaban una tristeza profunda.
– Eleanor – dijo él, su voz apenas un susurro – Pensé que hasta ahora ya deberías estar descansando.
Eleanor intentó ocultar su sorpresa y preocupación – Deberías regresar a tu habitación para que descanses