Magnolia sintió la mirada deseosa de la abuela Vargas, tuvo una emoción complicada.
Miró a la abuela y le dijo, —El niño está bien y sano, no te preocupes.
Cuando terminó de hablar, la anciana señora Vargas volvió a mirar a Ricardo, Magnolia comprendió lo que la anciana quería decir, entonces contestó, —me trata bien Ricardo, siempre ha cuidado bien de mí, y ahora no voy a trabajar en el estudio, tampoco asistir a las clases, después de todo, me cuestan.
Ricardo oyó a Magnolia decir esto y le dirigió una mirada complicada sin decir una palabra.
Cando la anciana Vargas escuchó esto, asintió ligeramente.
Magnolia susurró para consolarla, —No te preocupes, cuidaré de mí y del niño. Si sigues preocupada por mí, entonces date prisa en mejorarte y supervísame tú misma.
En el fondo de los ojos de la anciana Vargas se dibujó una sonrisa de satisfacción, con lágrimas los ojos.
Magnolia cogió un pañuelo y secó las lágrimas, —descansa bien, vendremos a visitarte a menudo.
La abuela Vargas parpade