Apretó los puños David, —¡Bastardo, suéltala!
Ricardo miró de reojo a David y frunció el ceño, —tú tampoco la toques.
—Ricardo Vargas, ¿no me obligas a pegarte?
David se cabreó al instante y fue a tomarla, —¡bájala tú!
—¡No, quítate de en medio!
Ninguno de los dos hombres retrocedió, el ambiente era extremadamente tenso.
En ese momento Magnolia se despertó, abrió los ojos y vio a dos hombres de pie frente a frente, estaba emparedada en el medio y sintió una frialdad.
—Oye, ¿puedo decir algo?
Ambos hombres la miraron al mismo tiempo, —¿estás despierta?
David se apresuró a mirarla, —Magnolia, ¿estás bien, te molesta algo? Dímelo.
Magnolia negó con la cabeza, —estoy bien.
Al terminar de hablar, se dio cuenta de que estaba abrazada a Ricardo, se sonrojó un momento, —que me bajas.
Ricardo frunció sus finos labios, —Te llevaré a la clínica para que te revisen.
—Espera, Ricardo, se puede usar la silla de ruedas.
Magnolia vio a los médicos y enfermeras con una silla de ruedas al lado.
Miró a R