Capítulo 4: Suertudo

—Fue un maldito hijo de puta. Me tiene contra la espada y la pared, si no hago lo que él me pide estoy muerta —gruñí mientras miraba fijamente a la carretera.

—Se está aprovechando de la situación, pero igual es inteligente el chico. Parece que te quiere tener cerca y así es la única manera de hacerlo, se hace el tonto, piensa que es para joderte a ti pero en realidad lo hará para verte más seguido —Chyler rió.

Claro que no quiere eso, no me conoce, dudo que quiera pasar tiempo conmigo.

—No, lo está haciendo meramente para reírse de mí. Parecerá mi dueño y yo no soy cualquier cosa, pero no tengo otra alternativa.

Estacioné mi auto en el lugar especial para los trabajadores y nos bajamos para caminar hacia la entrada del nightclub.

—Hola chicas, ¿cómo están? —sonreí al ver a Joshua. Es uno de los guardias del local más joven y simpático. Es un amor con todas las bailarinas, pero no con otras intenciones ni de una forma coqueta, y eso es lo que más me gusta, sé que puedo contar con él para lo que sea sin que me pida algo a cambio como otros.

—Ahora que te veo estoy bien —le respondí besando su mejilla. Chyler hizo lo mismo y nos adentramos al local, pero una espalda familiar hizo que parara el paso—. ¿Qué mierda haces acá, Mikkel?

Se dio media vuelta y me sonrió como si nada. No puede venir al local solo a molestarme, este es mi lugar de trabajo.

—¿Acaso no puedo venir? No seas así, yo soy un cliente más del montón —se acercó a mí y besó mi mejilla. Miró a Chyler y tomó su mano para dejarle un beso allí—. Tú eres Ardat, ¿no?

—Así es, mucho gusto —mi amiga lo miró con la ceja alzada. Claramente lo encontró guapo, y tiene toda la razón.

—¿No conoces otro nightclub? Porque si quieres te doy el dato de tres o más —bufé cruzándome de brazos.

—Quiero ver tu presentación —se encogió de hombros.

—Pero yo no quiero que vengas a verme. Mientras más pueda estar lejos de ti mejor, solo nos veremos cuando me pidas algunas de tus mierdas.

—Tú no decides eso, linda.

Vi de reojo como Joshua llegó a mi lado con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—¿Hay algún problema con este chico? ¿Las está molestando? —su voz sonó dura. Me dio risa pero no lo demostré, sé que él no habla así.

Miré a Mikkel y suspiré, sabía que no era bueno para mí decir que me sí estaba molestando.

—No Joshua, solo viene a ver las presentaciones —puse mi mano en su antebrazo y sonreí restándole importancia. Me acerqué a él y le susurré en el oído—. Te ves muy sexy cuando pones la voz así —bromeé, pero en realidad era cierto. Suelo hacerle ese tipo de comentarios porque me gusta molestarlo, sus mejillas se sonrojan fácilmente.

Pasé por el lado de Mikkel sin mirarlo para dirigirme a nuestro camerino.

—No puedo creer que tengas que ir a viajes y cenas con él... ¡es asombroso! —Chyler chilló al llegar a mi lado. Se sentó en su silla y comenzó a maquillarse.

—No seas ridícula, Chyler, esto es una tortura. No me gusta ser controlada, siento que pronto comenzaré a odiarlo con todo mi corazón —tomé una sombra gris satinada y me la puse en el párpado para después ponerme un negro en la cuenca.

—Acepta que es jodidamente sensual.

—Es más que sensual, pero abre la boca y caga todo.

Al ya estar peinada y maquillada, me puse una lencería azul rey y esperé que Ginger y Berka

terminaran su presentación.

Hoy saldría sola al escenario

—¿Qué pasa con el señor Hummel? —me sobresalté al escuchar la voz de Bellamy. Jugué con mis manos nerviosa al verla con la ceja alzada esperando una respuesta.

—Me tiene en la palma de su mano puesto que conoce a mi padre, así que tuve que aceptar su propuesta; yo hago lo que me diga y él guarda mi secreto.

Se apoyó en la pared mientras miraba sus uñas perfectamente pintadas.

—Firmó un contrato de confidencialidad, ni siquiera debería hacerte esa propuesta.

—Lo sé, lo mismo le dije yo, pero al parecer no le importa. Tiene tanto dinero que sabe que podrá arreglar cualquier problema usándolo.

—¿Quieres que hable con él para que deje de molestarte? —sonreí. Sabía que Bellamy no me dejaría sola en esto, pero no puedo aceptar su ayuda.

—No te preocupes, prefiero no hacer algo que lo incite a contar cual es mi trabajo.  Muchas gracias por querer ayudarme, de verdad.

—De nada. Ya es tu turno, suerte.

NARRA MIKKEL:

Tomé mi copa de Manhattan y le di un sorbo al ver a Alyssa salir al escenario. En realidad no sé si podré seguir viniendo, verla con lencería y en ese tubo no me hacía nada bien.

Comenzó a moverse al ritmo de Fly

away de Lenny Kravitz y suspiré anodadado. Esta chica era más que maravillosa.

—De verdad espero que no la estés molestando.

Fruncí el ceño y miré al guardia que tenía a mi lado, quien también estaba mirando a Alyssa.

Este pedazo de mierda es muy entrometido

—No es de tu incumbencia, eso es algo entre ella y yo, amigo —reí sin gracia. Me miró con dureza, puse los ojos en blanco y negué con lentitud—. No te metas en la boca del lobo, no te conviene tenerme como enemigo. En dos segundos puedo hacer que pierdas tu trabajo, y en realidad dudo que seas bueno haciendo otra cosa porque claramente no estarías trabajando como guardia en un jodido nightclub.

Se acercó a mí con la mandíbula apretada. Alcé las cejas al notar lo enojado que estaba.

Uy, que miedo

—No me importa la cantidad de dinero que tengas, no me das miedo —bufé, ojalá no se arrepienta de lo que dice—. Prefiero ser pobre pero buena persona, a ser un pedazo de mierda que molesta a las mujeres —no esperó una respuesta de mi parte y se fue al lugar donde pertenece, la entrada del local.

Volví a dirigir mi mirada hacia el escenario y vi como Alyssa estaba bailando frente a un hombre que le tiraba dinero.

Suertudo de mierda

NARRA ALYSSA:

Salí junto a Chyler del nightclub. Ya había hecho su presentación y yo la iría a dejar a su casa.

Había intentado sacarle información a Joshua de lo que él y Hummel habían estado hablando mientras yo hacía mi presentación, pero no quiso contarme nada. Se notaba claramente que el ambiente estaba tenso, pensé que en cualquier momento comenzarían a golpearse, pero me alegra decirles que eso nunca pasó.

—Pensé que ya te habías ido, Mikkel —me crucé de brazos al encontrarlo apoyado en mi auto.

Este chico es muy hinchapelotas

—Hoy pasarás la noche conmigo.

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