— Lo siento, ¿Te ha molestado? Debí pedirte permiso. — Susurró Leandro alejando su mano de Rouse.
La bella mujer de ojos azules negó lentamente con su cabeza.
— No, en realidad no me molesta para nada… — Comentó ella con un tono pacífico en su voz mientras seguía viendo a ese apuesto hombre frente a ella.
Un silencio reinó en el salón, uno que no fue para nada incómodo.
— ¿Cuando exactamente será ese viaje? Y… ¿Por qué has decidido que querías irte una semana de vacaciones? — Preguntaba Rouse sin poder esconder por más tiempo su curiosidad.
— El Domingo está bien y volveremos el sábado, quiero despejar mi mente…
— ¿Tú mente? ¿De que? — Preguntó ella casualmente.
Sin embargo, obtuvo una seria mirada de advertencia por parte de Leandro Carletti.
Rouse entendió que él no quería responder a esas preguntas, volviendo a sentirse incómoda.
Así que ell