Capítulo 2 El pasado

Después de un agradable día en casa de Fer, el alfa y familia partieron a la manada, Kara tuvo que irse a ayudar a los niños con sus tareas y Leonardo a hacer una vigilancia de rutina junto a su beta Eliecer. Cuando regresa todos están dormidos, pasa por la habitación de sus cachorros y deja un beso en la frente de cada uno de ellos para luego irse hasta su aposento.

El Don observa a su cachorrita dormida, suspira para ir hasta el baño donde se ducha y luego sale para entrar desnudo a la cama, pasa su brazo por la cintura de Kara y la pega a su cuerpo, respira su dulce olor y deja un beso en su cuello.

—Te amo cachorrita, —ronronea cubriendo con su olor de alfa a su hembra y quedar dormido minutos después.

(…)

Kara es la primera en despertar sintiendo el calor que emana desde su macho alfa, suspira para girar en los brazos de este hasta quedar cara a cara, eleva su mano hasta su rostro para dejar una pequeña caricia en la mejilla del mayor que gruñe porque no quiere despertar. El Don hace un poco más firme su agarre y luego se mueve hasta que la loba queda sobre su torso.

—Bueno días, —susurra abriendo uno de sus ojos mientras Kara se incorpora sentándose en su abdomen y llevándose la colcha a sus pechos desnudos.

—Buenos días, —corresponde con una pequeña sonrisa—No me he dado cuenta a la hora que has llegado, —comenta mirándolo a los ojos mientras este cruza uno de su brazo derecho por detrás de su cabeza de tal manera que lo hace ver bastante sexi.

—Estabas profundamente dormida ¿Te agotaron los cachorros?

—Son intensos, se parecen mucho a alguien que conozco, —anuncia arqueando sus cejas mientras que el Don sonríe para luego elevar su torso llevando a la loba hasta su regazo, eleva su mano para acariciar su mejilla.

—Lamento la manera en la que me comporte ayer, —masculla con palabras suaves mirando sus ojos. —Sabes que soy muy impulsivo y estar cerca de la semana de apareamiento provoca que me altere.

—Lo sé.

—Aun así, lo siento. —La mira directo a los ojos mientras que Kara le da una pequeña sonrisa y besa la palma de su mano.

—Estas perdonado, —susurra.

Este sonríe.

Leonardo ha sido domado por su cachorrita y no hay nada más importante que ella y sus hijos para este.

—Ahora la reconciliación ¿No? —Suelta aferrando sus manos a su cadera para girar en la cama dejándola debajo de su cuerpo.

—Los niños, —murmura provocando que este gruña.

—Sera rápido, —anuncia llevando una mano hasta su miembro para colocarlo en la entrada de la loba e invadir su interior, gruñe mientras Kara gime enredando sus piernas alrededor de la cadera del Don—Oh cachorrita, nunca me cansare de tenerte, —musita con voz ronca moviéndose lento por varios minutos.

—Leo, —gime arrastrando sus uñas por la amplia espalda de este—Dijiste que era rápido, —le recuerda y este bufa, sale y entra en una sola embestida sacándole un grito a la loba.

—Igual te hare llegar, —murmura para aumentar el ritmo, gimen al unísono mientras el calor de sus cuerpos aumenta.

El alfa da fuerte embestidas. Disfrutando de la humedad que se forma por la excitación de la loba, el sexo caliente de su amada lo recibe, gruñidos salen de su boca mientras la siente removerse entre sus brazos, gira para dejarla arriba y la insista a moverse mientras alza su cadera a su encuentro.

—Alfa, —el llamado desde atrás de la puerta provoca que el Don frunza su ceño y detenga todo acto, Kara enarca sus cejas mientras mira la cara de frustración de su amado.

—El deber te llama, —este suelta un bufido.

—¿Qué pasa Eliecer? —Cuestiona de mal humor.

—Se han visto lobos merodeando por nuestra frontera, —anuncia.

—¿No puedes encargarte tú de eso? —Interroga mientras la loba intenta salir de arriba de su cuerpo—Quieta, —gruñe con expresión seria aferrando su manos a su nalga para permanecer clavado en su interior.

—Debe venir, esto son asunto de alfa, —comenta, el hombre deja salir un suspiro.

—Llego en varios minutos Eliecer, —el beta deja salir ‘‘No te tardes’’ y luego sus pasos alejándose es lo último que se escucha detrás de la puerta.

—Debes irte, —Kara lo mira y este frunce sus cejas.

—Cuando termine aquí, —suelta para salir de la cama con ella colgada de su cadera.

Entra al baño y luego a la ducha para apoyar la espalda de esta contra el cristal, reanuda sus embestidas y los gemidos inundan el lugar, Kara es la primera en llegar a su orgasmo para luego el alfa después de varias estocadas depositar su esperma caliente dentro de ella, con cuidado la baja y luego lavan sus cuerpos.

(…)

—¿Dónde están? —Interroga Leonardo al llegar a la frontera de su territorio donde varios guardias vigilan alerta.

—Son dos lobos y están allí, —señala a la distancia donde se ven dos personas que parece que están discutiendo.

—¿Han dicho que quiere? —Cuestiona cruzando sus brazos y mirando a Eliecer que niega.

—No han intentado entrar, —comenta, Leonardo frunce el ceño y camina fuera de su territorio para ir hacia los sujetos ya que claramente no son de la manada que adquirió después de vencer al alfa—Mierda, —sale de la boca del beta al ver la acción de su alfa, corre hasta este para acompañarlo.

—Ustedes dos, —suelta cuando está cerca mirándolo con su expresión neutra y ceño fruncido a los invasores—¿Qué hacen cerca de mi territorio?

Los jóvenes se miran entre ellos para luego mirar con algo de miedo al alfa que les hablo.

—Íbamos hacia donde están nuestros padres cuando fuimos intersectados por vampiros, —murmura el mayor de ellos, el Don frunce su ceño.

—¿Por qué no lo mataron?

—Aun no, nos transformamos, —susurra el menor mirando el suelo—Somos blancos fáciles, —mira a Leonardo que asiente para observarlos mejor dándose cuenta que estos niños aparentan la edad de sus gemelos.

—¿Qué edad tienen?

—Mauricio tiene once y yo trece, —responde el mayor.

—Con razón no se pueden transformar, apenas son cachorros, —Leonardo mira a su beta, no sabe mucho de lobos y sus hijos adoptan sus forma animal desde pequeños cosa que es sorprendente para todos en la manada, pero claro ellos se transforman en cachorro leone y mayormente sucede cuando están enojados o con miedo de algo siendo la primera opción la más común—¿Qué piensa hacer alfa? —Cuestiona Eliecer.

—No podemos dejarlos desprotegidos, mandare dos guardias a buscar a sus padres para que pasen a recogerlos, —anuncia. —Mientras tanto se quedaran en mi casa, —comenta y Eliecer asiente.

Leonardo lleva a los niños a su casa donde son bien recibidos por sus hijos que enseguida le muestran sus juguetes y le brindan ropa de la suya, Mauricio y Mark pierden el miedo por estar en territorio de leones, ya que desde que en la escuela decían que esto suelen comerse a los cachorros de los lobos cuando entran a su terreno.

—¿De qué manada vienen? —Cuestiona Kara mirando a Mark, ya que estos no hablan italiano sino un perfecto español.

—Somos de la manada Suht —comenta Mark y la loba palidece.

—¿La del alfa Steven? —Cuestiona la loba provocando que Leonardo la mire con curiosidad.

—Ya mi abuelo Steven no es el alfa. Ahora es Tommy, mi padre, —el olor de los chicos es distinto por lo que no son hermanos y el que lleva Mauricio le recuerda mucho a su hermano, también Kara es consciente de que Saimon es quien debió tener control de esa manada pero por lo sucedido su sucesor fue otro.

—De casualidad el padre de Mauricio se llama Adriano, —curiosea.

—Si ¿lo conoces? —Cuestiona el chico con su ceño fruncido, Kara sufre un pequeño mareo y no entiende que hace su hermano en Italia.

—Kara ¿Estas bien? —Interroga Leonardo preocupado, esta niega y él se pone de pies para llevarla lejos de los niños. Cuando están solo esta lo abraza y un pequeño sollozo sale de sus labios llenando de preocupación al alfa—¿Qué pasa cachorrita?

—Mi hermano, él, está aquí.

Leonardo se tensa.

—Tranquila, nadie te hará daño, —susurra con seguridad en sus palabras. —No permitiré que se te acerque, —toma su rostro entre sus manos para quitar las lágrimas de este.

—Eso es lo que me preocupa, Adriano nunca me hizo daño, siempre me protegió de mi padre, —susurra.

—¿Crees que te está buscando?

—Es lo más probable, —Leonardo solo frunce su ceño.

—¿Entonces por qué estas de esa manera?

—Saber que viene hasta aquí provoca que todo lo olvidado regrese a mí, Stevan estaba enamorado de mí y algo obsesionado,  —el Don hace una mueca.

—Ese no se va a acercar a ti, eres mía, —gruñe, Kara suspira para darle un beso en su mandíbula y respirar su olor.

—Solo quiero que esto no salga mal, —murmura mirando los ojos grises de su esposo—Tal vez ya lo haya superado, tiene un hijo.

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