Esto era lo que Diego temía cuando discutía con Lolita. La mujer siempre sacaba a relucir el pasado, como si lo que él hubiera hecho fuera un crimen digno de castigo. ¿Acaso no le había explicado ya que la razón por la que la encerró era para protegerla de Melinda? Pero, Lolita insistía en ese asunto.
"¿De qué estás hablando, Lolita? Parece que necesitas descansar. Volvamos a la habitación", Diego intentó terminar la discusión.
"No. Quiero dejarlo claro esta vez. Aléjate de Melinda o déjame ir", insistió Lolita. Aparentemente, había llegado al límite de su paciencia.
"Te llevaré a la habitación".
"Dije que no". Ella apartó la mano del hombre que intentaba tocarla. Diego chasqueó la lengua, parecía que Lolita no iba a facilitarle las cosas.
"Lolita", Diego intentó hablar lo más suavemente posible.
Sin embargo, la mujer volvió a encender su ira.
"Creo que no estás sordo. Tienes dos opciones, aléjate de Melinda o déjame ir".
Diego apretó los puños. "No puedo". El hombre se dio la vuelta,