POV de Adriana
La brisa nocturna se colaba por la ventana abierta, moviendo las cortinas suavemente. Me senté en el borde de la cama, mirando a Diego, quien estaba junto a la ventana con una copa de whisky en la mano. Sus ojos estaban fijos en la ciudad, pero sabía que su mente estaba lejos de allí.
—Sigues pensando en todo, ¿verdad? —pregunté en voz baja.
Diego giró levemente la cabeza, pero no respondió de inmediato. Dio un sorbo al whisky antes de mirarme.
—Es difícil no hacerlo.
Me levanté y caminé hacia él, apoyando una mano en su brazo.
—Lo logramos, Diego. Nancy ya no es una amenaza. ¿Por qué sigues con esa expresión?
Su mandíbula se tensó y dejó la copa sobre el alféizar de la ventana.
—Porque sé que los problemas nunca desaparecen del todo. Solo cambian de forma.
Suspiré. Lo entendía. Ninguno de los dos estaba acostumbrado a la tranquilidad. Siempre habíamos vivido al borde de una guerra, esperando el próximo golpe.
—Quizás esta vez sí sea diferente —dije, qu