Esas tres palabras, encerradas en una pregunta lo hicieron terminar de espantar toda la borrachera que se quiso meter a punta de vodka, corre a la cocina para preparase un café extra cargado, mientras trata de hablar con su amigo.
-Su-supongo que sí, se fue hace casi una hora de aquí…
-¡¿Y la dejaste irse?! – el regaño de Gerard lo hace saltar justo cuando saca una taza, que va a dar al piso -.
-Sí… llegó aquí con el cuento de que está embarazada y que es mío, después de encontrarla con Matías medio desnuda…
-Dan, tú no eres más bruto porque no te levantas más temprano – casi puede verlo con los dedos apretando el puente de la nariz -. Te espero aquí, tienes quince minutos para llegar o yo mismo te saco de tu estupidez.
-Oye, espera… hay algo que no me estás diciendo. Yo n