CAPÍTULO 7
Parque de diversiones
Llegamos al parque de diversiones y yo miro a Fabio de arriba a abajo, sonrío al darme cuenta de que parece un muñeco de torta y no encaja para nada con ese traje en un lugar como este.
—¿Qué? ¿Me veo mal? —su pregunta parece chiste porque a ese hombre no hay nada que lo haga lucir mal—.
Lo tomo de su corbata y lo acerco a mí bruscamente ahora puedo notar que es él quién está nervioso y sonrío al ver que no soy yo la única que va perdiendo.
Aflojo un poco el nudo de su corbata y se la quito, desabrocho dos de los primeros botones de su camisa y el no me quita los ojos de encima ni por un segundo.
Me alejo un poco de él y vuelvo a observarlo, pero me parece que se sigue viendo muy formal, le ayudo a quitar su saco y ¡Madre mía! Apenas su traje vale como un millón de euros.
Tiene gustos caros el arrogante este.
Sigo enfocada en su aspecto y me parece que hay que subir las mangas de su camisa hasta la altura de sus codos, despeino un poco su cabello y son