Capítulo 8.1

Alaric asintió no muy convencido, pero se alejó para entrar en el baño.

Ethan gruñó como un animal en cuanto se cerró la puerta, pero no se movió del lugar y Tala prefirió darle la espalda y prestarle atención a la cena antes de que se quemara todo.

—No tengo que darte explicaciones, Ethan. Tú y yo ya no somos amigos, ¿lo recuerdas? Lo dejaste muy claro el día en que me humillaste frente a tu compañera —decirle aquello era mucho más fácil cuando no lo miraba a los ojos y tampoco veía aquel cuerpo humedecido por el agua—. Así que será mejor que te calmes si quieres comer y que te cure las heridas, si continúas así no quiero volver a hablar contigo. Vete a la habitación y quítate de mi vista hasta que no me quede otro remedio que ir a curarte.

Tala, a lo largo de los años, había aprendido a no mostrar sus emociones. Era excelente ocultando lo que sentía y podía usar una máscara de frialdad así se estuviera rompiendo por dentro.

Y sí, estaba rota. Una parte de ella quería lanzar la c
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