¡Aquí mando yo!

Elizabeth

Desperté en una enorme cama, no sabía dónde estaba, observé a mi alrededor y ahí lo ví, era el jefe.

No puedo creer que él sea el de las revistas y la televisión, los comentarios no le hacen honor, él es más guapo en persona. Me resulta intimidante, apenas puedo contener el aliento frente a él.

Me mira como si yo fuera su presa. Creo que lo mejor que podía pasarme es que me despidiera, por más guapo y sexy que sea, es aterrador.

La ubicación de su mansión queda atravesando un bosque, eso es miedo.

No puedo negar que cuando me despidió sentí mucha tristeza, porque realmente necesito el dinero. Además, he usado todos mis ahorros para este viaje que aún no entiendo porque acepte.

Después de intentar cruzar el bosque y casi morir en el intento, fue como un sueño despertar frente a él.

¡No puedo negar que esta muy bueno y además es soltero!

Pero no puedo engañarme... tengo que irme de aquí, porque alguien me espera.

ALFRED

Son las una de la mañana, estoy agotado. Marché hacia mi habitación con mucho entusiasmo, ahí está ella.

Mi corazón empezó a latir con fuerza al verla, ella estaba durmiendo tan plácidamente. Me dí una ducha, y en esta ocasión dormí en boxer, para no tentarla, ja ja.

Su aroma es exquisito, me acosté a su lado, no se imaginan el placer que siento al estar tan cerca. Jack es el más feliz, hundo mi cabeza en su cabellera para sentirla. Veo de costado su enorme trasero, y me pone loco.

Me acerque para lamer su cara, y no pude evitar susurrarle al oído... ¡Eres mías! ¡siempre lo has sido!, pero bajo mis términos preciosa.

El simple hecho de sentirla cerca hace que todo mi ser se estremezca, estoy librando una batalla con mi lado salvaje.

-¿Quieres perderla Jack? pregunté por qué necesito que comprenda.

Jack: ¡Claro que no!, es mi mate, mi luna jamás voy a perderla porque no es una opción para mí.

-Si, pero es una humana, déjamelo a mí yo se lo que hay que hacer... ¡solo compórtate!

Jack: ¡Pero la amo! quiero que lo sepa... ¡vamos a hacerle el amor!

-No, por lo menos hoy no. Pero muy pronto la tendrás para cuando la desees.

Después de calmar a Jack nos cubrí con una manta, aunque no lo necesita porque yo estoy cerca.

Elizabeth

Cuando desperté, aún estaba en la habitación, me sentía como en un sueño. Tenía muchas ganas de ir al baño, con cuidado me puse de pie y fui al baño.

Escuché a alguien en la ducha, la puerta está entreabierta ¡aclaro!

¡Oh, por Dios! El señor Alfred está duchándose, no pude evitar mirar, su cuerpo es una obra de arte, exquisito, me sonroje por los pensamientos que cruzaron por mi mente.

Apagó la ducha, aún estoy parada en la puerta con cara de boba, estuve a punto de ser descubierta. Corrí hasta la cama con desesperación que olvidé mis heridas.

En ese momento me pregunté ¿qué hace el jefe en esta habitación?

El salió del baño, con un short corto secando su cabeza con una toalla, ignorando por completo mi presencia, eso creí.

-¡Buenos días Elizabeth! me saludo, y no pude evitar mirar su torso desnudo, ¡está muy bueno!

-Hola... ¿estoy en su habitación? pregunté nerviosa.

-Si, está es mi habitación, respondió en un tono seco.

-¡Perdone, no quise molestar!... y... ¿donde durmió usted?. Pregunté apenada, por qué ya he causado mucha molestias.

El me miró y señaló la cama. ¡Oh rayos! he dormido con el hombre más guapo y yo ni me enteré.

-¿Sucede algo? Me preguntó en un tono muy seco, creo que no soy de su tipo. De todos modos no puedo entender por qué durmió a mi lado.Me sonroje por los pensamientos que rondaban por mi cabeza.

-¡Agradezco su hospitalidad! ya debo irme. Le dije, antes de pasar vergüenza, por qué ya estoy tartamudeo y se nota que me gusta. Él Me fulminó con la mirada, y no entendí porqué.

-¡USTED NO SE IRÁ! dijo y yo me paralice... me pareció haber escuchado doble su voz, y sus ojos... se tornaron negro.

Me asuste mucho, quizás fue solo mi percepción, como lo que vi anoche, ¿me estaré volviendo loca?

Luego, él se sentó a mi lado y en verdad me da miedo.

-¡No permitiré que se marché en estas condiciones! me respondió en un tono amigable. Yo no le respondí, porque no puedo hablar, hay algo raro en él y no es normal.

-Puedo cuidar de Mathew si quiere, hasta que encuentre a alguien, le propuse y él me dijo que el puesto está ocupado.

-Bien, aún así necesito un emplo, respondí tímidamente.

-¡Entiendo! pero te quedas aquí, me dijo dirigiéndose a la puerta.

-¡¡Se lo agradezco mucho, pero no necesito que me cuide y sienta lástima por mí!! Me iré esta tarde. Le respondí, él no es mí jefe y no me agrada como me habla.

Me miró... sonrió de lado y me dijo, ¡Aquí mando yo! y cerró la puerta.

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