Alexandro se sentía el lobo más feliz de mundo, el en verdad adoraba a su luna,

Mia estaba realmente debil después de los tres días de celo con Alexandro más la semana qué no durmió ni comió a causa de su ausencia, bajó muy lentamente las escaleras tomando el pasa manos con la poca fuerza qué le quedaba,

El lobo al notar su debilidad corrió a tomarla en sus brazos, princesa ten cuidado qué puedes lastimarte! Mia rodo los ojos, ahora te preocupa qué me lastime, cuándo estuviste haciendome de todo en estos tres días!

Mia volteó hacía alexandro con la mirada entrecerrada, lobo pervertido! dijo en voz baja.

Dante qué se encontraba sirviendo la mesa alcanzó a escucharla sintiéndose un poco incómodo y sonrojado, pensando que su Alfa tal vez había sido demasiado duro en el celo con su luna,

Perdón cara mía, no medí mi fuerza dijo Alexandro mirando a su luna con preocupación, lo qué el lobo no sabía aún ni siquiera Mia, era cómo había resistido al celo