Caled.
En cuanto supe que Eco no estaba en la habitación, la busqué como loco y al recibir la notificación en el celular sobre lo que ocurrió solo aumentó la angustia.
Salí desesperado rumbo a la clinica, pensé que nunca mas tendría ella que volver allí, estaba equivocado.
—¡¿En donde esta?!— es lo primero que digo al cruzar la puerta.
—En la quinta habitacion....pero...— me dirijo donde indicó.
>>No tengo tiempo para rodeos<<
Abro la puerta sin preguntar. La veo sentada sobre la camilla haciendo gesto de dolor mientras se venda las rodillas. Su expresión cambia al verme, una que no logro entender.
—¿Estas bien?— me precipito a preguntar —¿Te hirieron?—examino su rostro.
—Solo uno que otro golpe— señala las rodillas. Baja una parte de la bata blanca, descubriéndose la espalda. Esta golpeda.
Instintivamente paso la yema de los dedos por la piel expuesta, no son simples hematomas pequeñas, al contrario, lucen tan grandes que una se asemeja a mi puño cerrado.
>>Quién fue el ma