Él solo me admiraba, sus ojos no se apartaban, solo sonreía bobamente, sin yo esperarlo llevo su mano hasta mi cuello y sujetándome firmemente me acerco hasta él unió su frente con la mía y cerro sus ojos, yo de nuevo me encontraba pasmada esta vez no por miedo sino por nerviosismo no entendía que era lo que cruzaba por su cabeza y mucho menos lo que pretendía hacer, aun con sus ojos cerrados exclamó.
—Porque tiemblas.
Abrió sus ojos y miró directamente a los míos a la vez que separaba un poco su rostro en busca de una respuesta a la que s