Un terror irreconocible recorrió por completo el cuerpo de Orión.
No podía creer lo que veían sus ojos: Sierra en el suelo, temblando, mientras lloraba de manera desconsolada; Jared y Misac con la mirada fija en la sala de cirugías.
Todo su mundo se había venido encima de él.
Orión corrió hacia Sier