Rachel sonrió hacia él. Alaric se acercó y la besó en los labios, sintiendo que lo que estaba por venir, más que una sentencia, era algo tan terrorífico que no sabía cómo asimilarlo.
—Entonces, mi decisión es ir yo y hacerme pasar por el señuelo. Misac, dime qué debo hacer. —Alaric apretó las manos